De torre a capilla

VÁZQUEZ HERNÁNDEZ, Vicente (1996). Sax, ayer y hoy en la plumilla de Pedro Estevan, Sax, Mayordomía de San Blas, 255 pp.

pp. 100-102: El Castillo

“La Torre Almohade es una torre cuadrada de tapial y de una sola planta, cubierta por un artesonado de madera, roto por su ángulo sureste para dar acceso, a través de una escalera de mano, a una terraza reconstruida totalmente y rematada con merlones.

Esta torre, de época almohade (siglo XII), como otras que están situadas en nuestra vecindad, está construida con tapias (moldes o encofrados), a la manera musulmana, y el material empleado ha sido una argamasa de cal, arena y gravillas. Seguramente fue destruida ya hace mucho tiempo, a raíz de la rebelión de los moros del Reino de Murcia, por los años 1266, destrucción que sería hecha para evitar que en posibles nuevos levantamientos los moros pudieran hacerse fuertes en ella, dificultando la labor de sumisión y apaciguamiento.

Su forma es cuadrada (8`20 x 8`20 metros en planta), y con un grueso de 1`62 metros en los muros de la base. La altura sería de unos 18 metros, pues las medidas eran proporcionales a la planta y grueso de los muros. La fecha de construcción de esta torre se puede situar en el momento de estabilización de la invasión almohade, cuando se dedican a consolidar sus fronteras y a construir nuevas defensas, para defender las localidades de las incursiones cristianas o de sus propios enemigos tribales”.

 

 

VÁZQUEZ HERNÁNDEZ, Vicente (2001). “La torre Almohade del Castillo de Sax”, Castillos de España, nº 120, enero 2001, pp. 3-10.

“El Valle del Vinalopó, en la provincia de Alicante, en el que se encuentra situado el término municipal de Sax, corta transversalmente de norte a sur todo el sistema bético valenciano, facilitando el tránsito entre la Meseta y el litoral alicantino, lo que le ha valido el papel de gran eje rutero natural desde la prehistoria, que ha quedado patente a través de las sucesivas fases de ocupación humana detectadas por los hallazgos arqueológicos con un amplio parámetro cronológico desde el Paleolítico Medio.

El Valle del Vinalopó también fue elegido por los romanos como itinerario para la variante de la Vía Augusta por Elche, Cartagena, Lorca y Baza hasta el valle del Guadalquivir, donde volvía a juntarse con la otra variante que atravesaba la Mancha.   Más tarde serviría para el trazado del primer ferrocarril de Madrid al mar Mediterráneo en Alicante (1858) y en el momento actual para la autovía del Mediterráneo (1).

Durante la época árabe, la principal fuente de información sobre las vías de comunicación es la relación geográfica escrita por el geógrafo al-Idrisi (siglo XII), para quien el territorio valenciano estaría surcado de norte a sur por un camino principal que unía Tortosa, Valencia, Elche, Murcia y Cartagena, es decir, los puntos de referencia más importantes del itinerario romano, si bien en determinados trechos no se sigue la Via Augusta sino caminos alternativos, en función de los intereses del viajero.

En estos siglos medievales se encuentra la primera referencia directa a Sax, escrita por el geógrafo árabe Al-Himyari (siglos XIII-XIV), que escribió un diccionario geográfico de topónimos de la península ibérica por orden alfabético.   Se basa fundamentalmente en los datos proporcionados por al-Bakri y al-Idrisi, y es una fuente importante para el conocimiento de la geografía y las ciudades de la región valenciana en época islámica.   Este autor dice: S(A) G(A) S "Ciudad de al-Andalus, cerca de Petrel.   Es un pueblo importante y próspero.   Está a poca distancia de Játiva..."

En este marco geográfico, cerrando el valle alto del curso del río Vinalopó, y todavía en tierras del antiguo marquesado de Villena, se levanta imponente el castillo de Sax, sobre una cresta caliza, con una altura aproximada de 550 metros, en cuya ladera del mediodía se extiende la villa de Sax, a 460 metros sobre el nivel del mar (fotografía 1).

El camino de entrada está en la umbría de la peña, en medio de una refrescante pinada.  Se accede a la fortaleza por su puerta original, aparecida durante los trabajos de restauración del castillo en 1983 y consolidada en 1999.  Esta se dispone entre dos cubos semicirculares.  Todo el conjunto está trabajado en mampostería y es de planta muy similar al ingreso del cercano castillo de Villena, y a los castillos de Almansa y Chinchilla.

La planta del castillo es alargada, dispuesta de oriente a occidente y en su dilatado trazado se distinguen dos recintos (figura 1).  El occidental está muy degradado y sólo se conserva una estructura de planta triangular en su extremo que enlazaría en su día con el adarve de la puerta.  En este mismo recinto, a la izquierda del ingreso principal, nos encontramos con una gran sala rectangular, y que constituye el antiguo aljibe del castillo, de obra de tapial, reforzado al exterior por un gran muro contrafuerte de mampostería.  El resto del conjunto está conformado por una muralla corrida con almenas y adarve, realizado todo él con mampostería trabada con cal.

El recinto superior u oriental posee una planta rectangular, delimitada por dos torres de planta cuadrangular: la del flanco NE es más pequeña, de planta cuadrada,  realizada en fábrica de tapial, y de la que sólo se conserva una planta (fotografía 2).

La extraordinaria torre del homenaje, estudiada por Azuar Ruiz (2), de tres plantas, de unos 15 metros de altura, de sillería encadenada en las esquinas y rellena de sillarejo, se emplaza a poniente, defendiendo la antigua puerta de acceso al recinto.  Esta se situaba en altura, en su cara oeste; era de medio punto en sillería y daba paso al patio de la plaza a través de un túnel recto, cubierto con bóveda de medio cañón.  La primera sala se encuentra a la derecha de este corredor, con cubierta de bóveda de medio cañón.  A la planta superior se accede por medio de una escalera con bóveda escalonada de arcos apuntados que discurre en el sentido de los muros y desemboca en una sala de planta cuadrangular con tres grandes ventanas de marcada embocadura.  El conjunto de las torres se enlaza por medio de paños de muro de mampostería terminados en almenas con adarve y sin defensas aparentes para uso de la artillería.  Entre estas dos torres podemos ver un aljibe cubierto con bóveda de medio cañón.

El castillo fue estudiado a principios del siglo XX por Herrero Ochoa (3), quien incluyó un plano del mismo (figura 2), que nos muestra el estado ruinoso en que se encontraba la fortaleza.  Del antiguo castillo islámico sólo se conserva la torre situada en su flaco de levante, seguramente de finales del siglo XII, aunque las investigaciones arqueológicas han constatado la existencia de poblamiento en el lugar, ya desde finales del siglo X.

El castillo de Sax ha sido objeto de tres restauraciones en los últimos cuarenta años, después de varios siglos de abandono, una vez que pasó a ser propiedad municipal en 1965.  La primera etapa fue de 1965 a 1971; la segunda en 1983; la tercera y última por el momento en 1998-1999.

La primera etapa (fotografías 3 y 4) de restauración y consolidación del castillo se centró especialmente en las dos torres y el lienzo este de las murallas, las que miran a la población, y durante la que no se realizó un estudio arqueológico previo.

Las excavaciones llevadas a cabo en 1983 por Navarro Poveda permitieron conocer la existencia de un registro de materiales, conformado por la presencia de cerámicas pintadas en blanco, características de otras zonas próximas a Córdoba y al suroeste de la península, junto a las clásicas producciones en “verde y manganeso” y abundantes ejemplares de jarritas con la decoración de “flor de loto entre metopas”, que le hizo distinguir dos áreas constructivas de distintas épocas (figura 3); así la más antigua sería la formada por la torre cuadrada de tapial y el aljibe, que podría corresponder a la época islámica y en concreto, por la tipología de la torre, a la época almohade, es decir, de fines del siglo XII, principios del siglo XIII (fotografía 5).

El otro conjunto lo formaría la extraordinaria torre del Homenaje y el resto de la muralla, incluyendo la puerta aparecida en 1983, que por sus características de factura: empleo de la mampostería y el sillarejo, los cubos circulares, las almenas, etc., podría corresponder a una cronología más reciente, no anterior al siglo XIV y conectado con el señorío del infante Don Juan Manuel.

Para Navarro Poveda (4), en los valles del Vinalopó existen unas fortalezas cuya función militar ha perdurado por un mayor espacio de tiempo, en función de su situación estratégica, al estar ubicadas sobre pequeños montículos, en algunos casos con escarpada pendiente, lo que les permitía dominar un amplio espacio territorial, factor importante al estar en la línea de frontera entre los reinos cristianos de Castilla y Aragón.

El castillo de Sax podría encontrarse dentro de este tipo de fortalezas, al levantarse sobre una cresta rocosa con una altitud de 550 metros sobre el nivel del mar, lo que le permitía tener un amplio dominio del territorio y de las vías de comunicación entre Castilla y el Reino de Valencia.

El castillo de Sax aparece por primera vez en las fuentes documentales cristianas en los momentos previos a la conquista cristiana (1239), siendo conquistado por miembros de la Orden de Calatrava en nombre del rey aragonés Jaime I.  Por ello, Sax constituyó parte de las posesiones de la citada orden militar hasta mediados del siglo XIII.  Sin embargo, el tratado de Almizra (1244) supuso la incorporación de la villa y su fortaleza a la soberanía castellana, integrándose posteriormente en el señorío de los Manuel (ss. XIII-XIV), y más tarde en el marquesado de Villena (s. XIV-XVI).

Tanto la villa de Sax, asentada en la ladera meridional de la peña, como el castillo quedarán desde esas fechas de mediados del siglo XIII bajo el señorío del Infante don Manuel.  Lo que no nos narra la Crónica de Jaime I o “Llibre dels Feits” es si el castillo fue tomado por los sarracenos vasallos del Infante durante la sublevación de 1264.  Lo cierto es que don Jaime, tras conseguir la rendición del castillo de Villena, llega hasta las cercanías del castillo de Elda sin mencionar el castillo de Sax, lo que induce a pensar que la fortaleza podría estar deshabitada o que no se sublevó, aunque estas cuestiones son meras hipótesis ante la falta de documentación.

Lo cierto es que será a partir del siglo XIV, cuando el castillo desempeñará un papel importante, pues a esta época corresponde la construcción de la torre del homenaje, que con sus tres plantas y 15 metros de altura fue sin duda concebida para servir de residencia a un señor feudal, confirmándose así el dominio y la autoridad de la sociedad cristiana conquistadora.

Ya entrado el siglo XV, con la donación a don Juan Pacheco del Marquesado de Villena, al que estaba vinculado Sax y su castillo, se realiza una nueva reparación en la fortaleza, ordenada por el marqués, quien reorganiza las funciones de los castillos de su señorío.  En Belmonte situó la cabeza y sede del marquesado, en Alarcón, Chinchilla y Villena puso las comandancias generales, quedando Sax y Almansa como fortalezas o atalayas vigías de los movimientos del otro lado de la frontera en defensa de sus amplias posesiones, a cuyo frente se encontraba un alcaide y una pequeña guarnición que se ampliaba en momentos de peligro.

El marquesado dejó de existir como feudo en 1480, al pasar al patrimonio real todas las posesiones de don Diego López Pacheco, Marqués de Villena, como consecuencia de la ayuda prestada y adhesión hacia Juana la “Beltraneja”, en sus aspiraciones por el Reino de Castilla.  Era alcaide del castillo don Gutiérrez de Cárdenas, personaje de gran confianza de los Reyes Católicos, señor de Elche y Marqués de Maqueda, linaje que mantiene durante muchos años la alcaidía del castillo, pasando luego por entronques familiares a los duques de Arcos.  Al pertenecer estos alcaides a familias nobiliarias de gran importancia, éstos solían tener un salario anual elevado, de unos cien mil maravedíes, que ellos compartían con los tenentes, que eran los que solían fijar la residencia permanente en el castillo.

Desconocemos la fecha exacta del abandono de la fortaleza, pero sabemos gracias a las “Relaciones mandadas hacer por Felipe II en 1575” (5), que en el último cuarto del siglo XVI el castillo estaba completamente deshabitado y sin ningún tipo de armas en su interior, encontrándose derruido el lienzo de mampostería que corre entre las dos torres principales.

Sin embargo, para el concejo de la villa de Sax, que en esas fechas contaba con 151 vecinos, el castillo venía a ser como el baluarte y símbolo de la villa, por lo que van reparando y manteniendo en buen estado los muros de la fortaleza, con cargo a la cuenta de “res y asadura”, impuesto que tenía la obligación de cobrar el alcaide y que recaía en los ganados que pasaban por las cañadas y veredas del término, teniendo que dar una res por cada cien cabezas de ganado.

Los trabajos arqueológicos de Navarro Poveda, que ya señalaba la existencia de cerámicas adscritas a momentos finales del siglo X y primera mitad del XI, destacando por su profusión las marmitas, las jarritas pintadas en óxido de hierro con motivos de flores de loto, las jarras con decoración pintada en blanco, los candiles de piquera larga, con decoración de líneas paralelas y un ataifor con decoración epigráfica en verde y manganeso, han sido confirmados por las excavaciones en 1998 de Segura Herrero y Simón García (6), pues dicho registro se ha visto ampliado con otras producciones cerámicas procedentes en unos casos de los talleres locales o regionales y en otros, aunque de forma más puntual, de lugares más alejados, como Murcia capital y Túnez.  Las estructuras documentadas apuntan hacia la existencia de un poblado en altura, como Salvatierra en Villena y El Castellar de Alcoy.  Si dicho poblado presentaba estructuras defensivas o la propia orografía del cerro era suficiente es una cuestión que está por dilucidar. 

Durante las últimas excavaciones, en 1998-1999, aparecieron restos de viviendas, de planta simple rectangular, de reducidas dimensiones y unos complejos procesos constructivos que les llevan a usar tanto la mampostería cogida con cal como el tapial.  Su disposición parece responder a una adaptación en función de la pendiente de la roca, dejando entre las estancias espacios de tránsito, quedando muy posiblemente incluidas en los recintos militares, los cuales se han sucedido a lo largo del tiempo. 

Las tareas de adaptación, especialmente las reformas acontecidas en momentos cristianos, con la adecuación de las murallas a nuevas necesidades, como el uso de la pólvora, lo cual les lleva a dotarlas de talud o alambor, la defensa de la puerta con torreones de planta semicircular y sobre todo la construcción de una gran cisterna, alterarán todo el sector del albacar, el cual se verá modificado en sus niveles superiores por construcciones, derribos, movimientos de tierras y finalmente tendidos modernos.

La cronología aportada por los materiales, desde finales del siglo X hasta el siglo XVI, muestran la evolución sufrida por el asentamiento del Castillo de Sax a lo largo de casi medio milenio, desde un asentamiento en altura, que venía a retomar el lugar como asentamiento, ya empleado por una comunidad humana a finales de la Edad del Bronce, hasta el siglo XVI, cuando se efectúan las últimas reformas en la fortificación en relación con el peligro morisco.  Entre ambos momentos se desarrolla un poblado a lo largo del siglo XI, el cual se irá adaptando a las necesidades del momento y a los cambios políticos y militares, especialmente a finales del siglo XII con el dominio almohade, tal y como lo demuestran las cerámicas del momento y la construcción o reformas de los sistemas defensivos, especialmente el torreón oriental de tapial. 

Con la conquista cristiana el uso del espacio de la Peña, y por lo tanto su fortificación, quedó posiblemente con una exclusiva función militar, desplazándose a la ladera meridional el poblado, que hasta la fecha se había cobijado, total o parcialmente, al amparo de la orografía de la peña, reforzada en sus puntos más vulnerables con elementos concretos como torres y murallas.

Para André Bazzana (7), en el estudio de los castillos musulmanes de la región valenciana, lo que más sorprende, además de su número y su densidad, es su tamaño y las particularidades del plano y la disposición espacial, lo que permite conocer su principal función.

Si en el análisis detallado de un edificio se pueden poner de manifiesto los índices de pertenencia al mundo hispano-musulmán, es delante de todo su plano donde su particularidad se manifiesta y  por él se oponen tanto a los “castros” de tradición romano-bizantinas como al “castillo” medieval cristiano.

En el examen de muchos ejemplos de castillos de la región valenciana, según Bazzana, el castillo aparece constituido por dos elementos constitutivos necesarios y complementarios:

  1. Un largo cerco que encierra un vasto espacio y sin construcciones importantes, con la excepción de las construcciones agrupadas que constituyen el segundo elemento.
  2. Uno o varios cuerpos de construcción juntos sobre un punto fuerte del relieve (sobre el mismo cerro o sobre una avanzada rocosa) o colgados en el muro (lo más frecuente, en este caso, en una extremidad angulosa).

Los muros de estas cercas parecen todavía haber sido coronadas por una alternancia de merlones y almenas; son de una longitud suficiente para un camino de ronda, y así fue establecido: las dimensiones más habituales son de 1’39 a 1’41 metros que corresponden a la medida de un codo “ma’muni” por el espesor del parapeto y de un total de tres codos para el conjunto del muro. 

Esta función principal de refugio aparece como un hecho característico de la época musulmana y como el trazo principal de “arabismo” de numerosos castillos valencianos.  La época cristiana vive una modificación radical de la función del castillo y de su plano: el abandono de las largas cortinas exteriores, la vida señorial, relacionada con un débil proceso de feudalización, se organiza alrededor del antiguo reducto de defensa, reorganizado y agrandado alrededor de un “donjon” nuevamente construido.  Para Bazzana, un buen ejemplo de este último avatar del “castillo” musulmán puede ser el castillo alicantino de Sax, donde los cristianos victoriosos conservan una torre espolón y una parte de la cortina de época musulmana, pero edifican al centro del dispositivo un “donjon” masivo, de 10 m sobre 13 m.  Esta es la concepción “occidental” del castillo que se impone (figura 4).

Las características señaladas por Bazzana para las construcciones almohades de tapial y sus medidas han sido estudiadas en las torres del Vinalopó por Quiles Calero y otras (8), quienes en el castillo de Sax han centrado su estudio en la torre construida con tapial, situada al norte del recinto (figura 5).  Es de planta cuadrada (8’15 m. x 8’15 m.), y presenta hoy en día un solo nivel de altura que se encuentra cubierto por un artesonado de madera, roto por su ángulo SE para dar acceso, a través de una escalera de mano, a una terraza reconstruida totalmente y rematada con merlones sin respetar su estructura original (fotografía 6).

La torre presenta un aspecto nuevo, fruto de la reconstrucción realizada en los años sesenta, en la que no se respetó demasiado la primitiva estructura del edificio.  La caja de tapial mide 1’45 metros de longitud y 0’90 metros de altura aproximadamente ya que se encuentra enmascarada por la reconstrucción.  Se podría datar esta obra por paralelos con otras similares del Vinalopó en época almohade, mediados del siglo XII o principios del XIII, siguiendo la opinión de Azuar Ruiz.

Las distancias que separan los mechinales que sostenían las cajas de tapial de las torres que dependen geográficamente del Vinalopó abarcan desde los 0’50 metros hasta los 0’65 metros.  Estas medidas reflejan cierta uniformidad existente desde Bañeres, siguiendo el curso del Vinalopó hasta Elche, ya que si comparamos con las demás torres de la provincia, éstas varían desde 0’70 metros de distancia entre mechinales hasta 0’96 metros, no pudiendo establecer una homogeneidad de medidas en los parajes de montaña.

Las dimensiones de las cajas de tapial de las torres estudiadas en el Vinalopó tienden a ser muy regulares en cuanto a su altura (0’90 metros), en cambio si observamos las medidas de longitud dicha homogeneidad se pierde adoptando valores variables.  Esta variación puede estar muy relacionada con el grosor de los muros y éste a su vez con la altura y dimensiones de la planta del edificio en cuestión.

TORRE            LONG. CAJA         GROSOR MURO    ALTURA           PLANTA

Elche                                      1’30                 3’85                     10’20           11’4x13’7

Novelda                                  1’35                 2’60                     11                12x12

Sax                                          1’45                 1’60                     5’25             8’15x8’15

Villena                                               2’35                3’70                   14’4             14’5x13’2

Biar                                        1’35                 1’60                    17                 8’80x8’80

Bañeres                                  1’25                 1’58                    17                 7’86x7’30

Benejama                               -                      1’70                    4’4                9’90x9’94

            Si relacionamos los valores obtenidos para las alturas (en aquellas torres que presumiblemente conservan su estructura original) y las dimensiones de las plantas sorprende la uniformidad de los valores obtenidos:

TORRE ALTURA / PLANTA                  RELACION

            Villena                                    26 / 14’5                           1’78

            Biar                             17’60 / 8’80                      2

            Bañeres                      17 / 0’86                           2’1

Dicha homogeneidad no parece casual, pues este cálculo se ha realizado también con otras torres de la provincia, y extrapolando estos datos a torres de las que se desconoce la altura original, pero en las que tenemos las medidas de la planta, se puede extraer, según Quiles Calero, una arriesgada y nunca afirmable aproximación a su altura original.  Así por ejemplo:

TORRE ALT. CONSERVADA     ALT. ORIGINAL SUPUESTA

Novelda                      11                                                       24

Benejama                   4’4                                                      19’8

Sax                              5’25                                                    16’30

Elche                           10’20                                                  26’75

Estos datos no ofrecen en ningún caso valores descabellados y mantienen una relación constante observada en todas las torres: a mayor grosor de los muros, mayor altura. 

Las medidas expuestas corresponden al sistema métrico decimal, pero dado que se trata de un sistema moderno, resulta obligado aplicar alguno de los que se utilizaban en el mundo hispano-árabe. Para época musulmana, el estudio de numerosos monumentos confirma el uso del codo “ma’muni”, que es el patrón métrico más común en Al-Andalus, denominado así por Ibn Luyun e inventado por el califa de Bagdad al-Ma’mun.  Equivale a 0’45 metros actuales, y su uso parece confirmarse en la altura del encofrado, la longitud de la caja de tapial y las dimensiones de las plantas.

DIMENSIONES GENERALES DE LAS TORRES DE TAPIAL

TORRE PLANTA           GROSOR MUROS       DIMENSIONES            ALTURA

CAJA                       CONSERVADA

Elche, Torre    11’4x13’7                    3’85                 1’05x0’85                    10’20

Altamira

Novelda, Torre  12x12                       2’60                 1’35x0’90                    11

Cuadrada

Sax, Torre       8’15x8’15                    1’60                 1’45x0’90                    5’25

Norte

Villena            14’5x13’2                    3’70                 2’35x0’90                    14’4

Biar                 8’80x8’80                    1’60                 1’35x0’90                    17

Bañeres          7’86x7’30                    1’58                 1’25x0’90                    17

Benejama       9’90x9’94                    1’70                        x0’90                    4’4

MEDIDAS EN CODOS

TORRE ALT.CAJA         LONG.CAJA     GROSOR  DIST.VIGUETAS PLANTA

Elche, Torre                2                      2’3             8’5             1                        25’3x30’5

Altamira

Novelda, Torre           2                      3                5’7             1’5                     26’5x26’5

Cuadrada

Sax, Torre norte         2                      3                8                1’5                     18x18

Villena                        2                      5                8                1                        32x29’5

Biar                             2                      3                3’5             1                        19’5x19’5

Bañeres                       2                      2’7             3’5            1                        17’5x16

Benejama                    2                      -                 3’7            -                        22x22

A estas mismas conclusiones sobre la posible altura de la torre almohade había llegado en 1969 Ochoa Barceló (9), para quien seguramente fue destruida ya hace mucho tiempo, a raíz de la rebelión de los moros del reino de Murcia, por los años de 1264, destrucción que sería hecha para evitar que en posibles nuevos levantamientos los moros pudieran hacerse fuertes en ella, dificultando la labor de sumisión y apaciguamiento.  Era imperativo destruir las defensas del enemigo para sustraerle medios de contención y donde poder refugiarse.  Se apoya para hacer esta consideración en que el levantamiento tuvo lugar solamente en el reino de Murcia, no ocurriendo lo mismo en las fronteras del reino de Aragón, a escasa distancia de Sax, y así vemos que las torres situadas en tierras de Castilla fueron destruidas hasta una altura que las hacía inservibles, tales las de Villena, grandes y esbelta, como correspondía a la importancia de la población que defendía, que fue demolida hasta la altura de los adarves; la de Novelda, demolida hasta la primera planta; las de Yecla, Caudete, Monóvar, etc., destruidas como la de Sax, y de las que quedan pequeños restos.  En cambio, aquellas otras, hermanas de éstas, ubicadas en el vecino reino de Aragón, han llegado hasta nosotros casi intactas, como las de Biar y Bañeres, por citar las más cercanas.

Cuando se construyó la esbelta y airosa Torre del Homenaje, a mediados del siglo XIV, la torre almohade, en nuestra opinión, fue acondicionada para otros usos no estrictamente defensivos, abriéndole una puerta con arco de medio punto en su fachada oeste, similar al de la puerta de acceso a la torre principal (fotografía 7), además de una ventana saetera en su flanco norte (fotografía 8), el más inaccesible de toda la peña que sustenta al castillo en la vertiente de umbría, en cuya base se construyó a comienzos del siglo XVIII un pozo de nieve (fotografía 9), aprovechando su nula insolación invernal.

Por noticias del Archivo Municipal de Sax, sospechábamos del uso religioso de la citada torre almohade como capilla de San Jorge, tal como se desprende del siguiente acuerdo  del año 1750, conservado en el libro de cabildos número 11 de Sax, en sus páginas 86-87:

“Del reconocimiento de los puestos fortificados en este Reyno y el de Murcia que de orden del Rey executó el coronel D. Estevan Panon, Ingeniero en Gefe, resulta que una de las torres del Castillo de esa villa, ay un retablo de San Jorge, y para su conservación una tierras situadas al pie del Castillo, valuadas en ciento y cinquenta pesos, y que un vezino de esa villa llamado Joseph Estevan que fue nombrado por Teniente de Alcayde, se apropió de dichas tierras, que pertenecen al Rey, y las gozan sus hijos, por una Misa que hazen dezir cada Año; Y queriendo S.M. que las expresadas tierras se restituyan a su destino, y que yo providencié lo combeniente a su efecto, haciendo producir a los hijos, o herederos del referido Joseph Estevan los títulos de su pertenencia, para que tenga el debido cumplimiento la resolución de S.M. prevengo con esta fecha al Brigadier D. Pedro Corby, Gobernador de Xixona, que por sí, o persona de su satisfacción que nombrare haga reconozer las expresadas tierras con asistencia de la Justicia, escribano de esa Villa, justificando quales sean su valor, y con que título las poseyó y han posehido el citado Joseph Estevan, sus hijos y herederos, y el producto de ellas, por quantos años, y dejandolas amojonadas con sus hitas me remita testimonio de lo que resultare de dichas diligencias, quedando las originales en el Archivo de esa Villa para que no se extravíen.  De que participo a Ums. Para su inteligencia y puntual cumplimiento.  Dios que a Vms. Mas. As.  Real de Valencia, 4 de septiembre de 1750”.

            Sin embargo, la confirmación del uso religioso de la torre almohade se encuentra en el siguiente inventario, procedente del Archivo de Protocolos Notariales del Colegio del Patriarca de Valencia, en los tomos del notario de Cocentaina Guillén Periz que comprenden desde el año 1469 a 1505 (10). En el volumen correspondiente al año 1492, hay unas actas redactadas en valenciano, excepto unas pocas voces latinas, fechadas el 30.5.1492, en las que el citado notario da fe de un intercambio de alcaides entre el castillo de Sax y la torre de Salinas.

Finalizado el cambio de alcaide en la torre de Salinas, se dirigieron al castillo de Sax, donde se redacta la segunda acta notarial en la que Miguel de Anglesola (baile de Aspe), procurador en nombre del Conde de Cocentaina, libera del juramento de fidelidad al alcaide del castillo, Perot Luis de Fluviá, el cual actuaba en nombre de su padre, Juan Luis de Fluviá, doncel, -este último residía en Cocentaina según figura en la carta de procuradoría que se cita-, al tiempo que tras recibir el juramento del nuevo alcaide Juan de Pamplona, -antes alcaide de la torre de Salinas-, le entrega el castillo de Sax para que a uso y costumbre de España lo tenga en nombre del Conde de Cocentaina.

Todo ello se celebra, tras concluir el correspondiente inventario de armas y demás bienes, donde el procurador del Conde, el notario y tres testigos que fueron Damián Juneda, alcaide de Petrer, Juan Navarro, Justicia de Salinas y Pedro Lazer, aragonés, peraire de Cocentaina, se dirigieron a la puerta del castillo que mandó abrieran los de dentro; hecho esto, el alcaide le entregó las llaves del mismo, el cual a su vez, las entregó al nuevo alcaide, sacando éste primero e introduciendo después a los que estaban dentro, tras cerrar y abrir las puertas como acto efectivo de su posesión.

INVENTARIO DEL CASTILLO DE SAX:

Dos “carabatanes” con sus servidores y un soporte, buenas y casi nuevas.  (Pieza artillera delgada y larga que lanzaba proyectiles de piedra o hierro).

Una bombarda mediana llamada La Cocentaina.   (Pieza artillera corta y de boca muy ancha que tiraba bolas de hierro o piedra).

Un atabal de cobre, descubierto.  (Especie de tambor con caja de cobre semiesférica).

Una manta desgarrada y un jergón rasgado.

Una paella y una giradora (plato de metal o barro que sirve de tapadera y para girar, a una paella o cazuela).

Dos picos y un martillo.

Una linterna y un freno de mula.

Una cajita para tener hurones.

Un caldero.

Una bandera con las armas del Sr. Conde de Cocentaina.

Un cuezo grande con cuatro jarritas.  (Recipiente grande de cerámica, madera o metal, troncocónico, con un agujero en el centro).

Una calabaza de cuello largo.

Otra bombarda.

EN LA CAPILLA DE SAN JORGE:

Un altar con sus manteles muy desgarrados.

Un cofre viejo, vacío.

Siete paveses (escudo oblongo y largo que cubría buena parte del cuerpo), cuatro grandes pintados y tres pequeños con las armas del Sr. Conde, y tres broqueles (escudo redondo con una cavidad en el centro para poner la mano).

Una olla de cobre.

Una romañola (clase de lanza muy larga) de hierro.

Dos espingardas (escopeta de cañón muy largo) con unos grilletes.

Un reloj de arena.

Un bote de hierba de ballestero (herbácea leguminosa,  la especie “spartium junceum”).

Dos porras de hierro.

Un martinete (aparato de tipo cremallera que servía para montar ballestas y alzar pesos).

Otra bombarda pequeña, todas con sur servidores.

Cuatro lanzas de armas, tres de ellas buenas y la otra, rota.

EN LA TORRE MAESTRA:

Una trampa para cazar, de hierro, con dos anillas.

Una cama con cuatro tablas y dos bancos.

Otros dos bancos de madera.

Una tinaja para contener harina.

EN LA CAMARA DE LA TORRE:

Cinco ballestas de acero, tres de ellas “de passa” y dos de garrucha.

Una “carabatana”.

Una ballesta de madera.

Tres almetes (yelmo ligero que sólo cubría el cráneo, sin gola ni visera).

Un pavés con las armas de dicho Sr. Conde.

Dos espingardas; una artesa.

Un cepo.

Una cajita de saetas, de almacén.

Una diana.

Una escalera de peldaños y rellano.

Un soporte de bombarda y una lima.

Un mandrón (máquina de guerra que lanzaba grandes piedras).

Un molino con todos sus accesorios, de moler harina.

Un botijo.

Una coraza vieja.

Cinco tinajas, tres de ellas rotas y las otras buenas.

Un cántaro de alquitrán.

En este inventario del castillo de Sax se aprecia la buena dotación artillera que poseía, así como el hecho de estar fuera de uso la capilla del castillo, -dedicada a San Jorge-, la cual aparece habilitada como almacén, trasluciendo una época de cierta paz sin guarnición permanente en el castillo y en consecuencia sin necesidad de actos litúrgicos.

No se indica en el documento el número de soldados integrantes de la guarnición del castillo, pero ésta variaría según fueran tiempos de guerra o paz.  Ante cualquier peligro se dispondría rápidamente lo necesario en cuanto a recluta, avituallamiento y pertrechos por parte del alcaide.

El tantas veces citado Conde de Cocentaina, lo era entonces Juan Ruiz de Corella y Moncada, III Conde de Cocentaina, el cual debió recibir el castillo de Sax por cesión real en fecha posterior a 1480, que es cuando fue incorporado a la Corona por los Reyes Católicos tras su confiscación al Marqués de Villena, y quizás como recompensa por haber logrado la rendición del castillo el anterior Conde, su padre Juan Ruiz de Corella y Llanzol de Romaní, II Conde de Cocentaina, el cual el 20 de marzo de 1476 puso cerco al castillo de Sax junto con su primogénito Jimén Pérez de Corella y Centelles y noventa y dos de a caballo, finalizando el sitio con la rendición el 4 de junio del mismo año.

Para finalizar, una aclaración sobre un hipotético parecido entre la peña del castillo de Sax y la cabeza de un elefante, que varios autores citan y que otros no observan.  En 1923, Elías Tormo, (11) en su obra Levante.  Provincias valencianas y murcianas, escribe lo siguiente sobre Sax: “la villa, pintorescamente puesta al amparo de la quebradísima y enhiesta peña (saxum, en latín) del pintoresco castillo.  La peña dicen que parece cabeza de elefante, vista al llegar a la estación”.

Sin embargo, Enrique A. Llobregat (12), en su obra Visión de los castillos de Alicante, rebate la opinión de Tormo: “Decía en su “Guía de Levante” (provincias valencianas y murcianas), publicada en los años veinte, el que fue notable historiador y erudito del arte hispánico don Elías Tormo y Monzó, que el castillo de Sax se alzaba sobre una roca que asemejaba la cabeza de un elefante.  Yo nunca le he conseguido ver el parecido, pero ciertamente la roca y todo el cerro, sobre el que el castillo se alza, son de verdad espectaculares y contribuyen en mucho a que la silueta de la fortaleza sea por demás airosa, protegiendo, y amenazando, a la vez el caserío que lo circunda.”

En mi opinión, el origen de la referencia sobre el parecido entre la peña del castillo y la cabeza de un elefante que cita Tormo se encuentra en la obra de Karl Baedeker (13), en su libro Espagne et Portugal.  Manuel du voyageur, cuya 12ª edición se publicó en París en 1908, donde aparece la siguiente cita sobre Sax:

“Dans la suite du trajet, on passe par une région fertile; vignobles, oliviers, etc.  A l’E la Peña Rubia. – 407 kil.  Sax, à dr. Sur un rocher (en latín saxum), qui reseemble à une tête d’éléphant; vieux château délabré. – Pont sur le Vinalapó.” (En el trayecto siguiente, se pasa por una región fértil: viñedos, olivares, etc.  Al este, la Peña Rubia.  Kilómetro 407, Sax, a la derecha, sobre un peñasco (en latín saxum), que semeja a una cabeza de elefante; viejo castillo deteriorado.  Puente sobre el Vinalopó).

Claro que ésta no ha sido la única referencia de viajeros extranjeros al castillo de Sax (14).  Su estratégica posición en el centro del valle del Vinalopó, dominando la villa que se extiende a su solana y controlando las vías de comunicación, majestuoso e inexpugnable, dejaron huella en la memoria de numerosos viajeros, especialmente franceses e ingleses, a lo largo de los siglos XVIII y XIX, como Juan Francisco Peyron, Richard Twiss, Henry Swinburne, Joseph Townsend o Alejandro Laborde, por citar algunos de los más representativos.

NOTAS

1. VAZQUEZ HERNANDEZ, V. (1996). Sax, ayer y hoy en la plumilla de Pedro Estevan.  Sax.

2. AZUAR RUIZ, R. (1981). Castellología medieval alicantina: área meridional. Alicante.

3. HERRERO OCHOA, B. (1964).  Historia de Sax.  Sax.

4. NAVARRO POVEDA, C. (1994). “Los castillos y el poblamiento en época bajomedieval en los valles del Vinalopó (Alicante)”. Fortificaciones y castillos de Alicante.  Pp. 103-165.

5. OCHOA BARCELO, F. (1970). Relaciones Topográficas mandadas hacer por Felipe II (año 1575).  Sax.

6. SEGURA HERRERO, G. Y SIMON GARCIA, J.L. (2000). “Excavaciones arqueológicas en el albacar del castillo de Sax”.  El castillo de Sax. Nº 9, Invierno 2000, pp. 3-9.  Sax.

7. BAZZANA, A. (1980). “Elements d’archeologie musulmane dans Al-Andalus: caractères spécifiques de l’architecture militaire arabe de la region Valencienne”.  Al-Qantara, 1, pp. 339-363.

8. QUILES CALERO, I et alii (1994).  “Estudio y análisis metrológico de las torres construidas con la técnica de tapial en el Vinalopó”.  Fortificaciones y castillos de Alicante, pp. 227-249.

9. OCHOA BARCELO, F. (1969). “Notas sobre el castillo de Sax”. Revista de Fiestas de Moros y Cristianos, s/p.  Sax.

10. RICHART GOMA, J. (2000). “Inventario de armas en el castillo de Sax y torre de Salinas en 1492. Su relación con los Corella”.  Revista de Fiestas de Moros y Cristianos, pp. 182.183.  Sax.

11. TORMO Y MONZO, E. (1923). Levante.  Provincias valencianas y murcianas.  Madrid.

12. LLOBREGAT, Enrique A. (1988). Visión de los castillos de Alicante.  Alicante.

13. BAEDEKER, K. (1908).  Espagne et Portugal.  Manuel du voyageur.  12 ed.  Paris.

14. VAZQUEZ HERNANDEZ, V.  (1996). “Viajeros extranjeros por Sax”.  Revista de Fiestas de Moros y Cristianos, pp. 112-117.  Sax”.

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