El faro del Vinalopó

SIMÓN GARCÍA, José Luis;  SEGURA HERRERO, Gabriel (2001). Castillos y torres en el Vinalopó, Petrer, Centre d´Estudis Locals del Vinalopó, 236 pp.

pp. 89-100: El Castillo de Sax.

“La extraordinaria torre del Homenaje, de tres plantas, de unos 15 metros de altura, de sillería encadenada en las esquinas y rellena de sillarejo, se emplaza en el extremo occidental del recinto superior, defendiendo la puerta de acceso al recinto. Esta se situaba en altura, en su cara oeste; era de medio punto en sillería y daba paso al patio de la plaza a través de un túnel recto, cubierto con bóveda de medio cañón. La primera sala se encuentra a la derecha de este corredor, con cubierta de bóveda de medio cañón. A la planta superior se accede por medio de una escalera con bóveda escalonada de arcos apuntados que discurre en el sentido de los muros y desemboca en una sala de planta cuadrangular con tres grandes ventanas de marcada embocadura”.

 

SIMON GARCIA, José Luis; SEGURA HERRERO, Gabriel (2005). “El Castillo de Sax”, Historia de Sax, Sax, Comparsa de Moros, 3 vol., tomo III, pp. 299-334.

“El Castillo Cristiano.

La inclusión de Sax, de su castillo y su alfoz, en el Señorío de Villena supuso su incorporación al modelo feudal castellano y, por lo tanto, a sus programas ideológicos, pues el edificio debe de responder a una serie de necesidades, no sólo militares, aunque la situación de la zona condiciona esta prioridad. Dentro de la familia de los Manuel, a don Juan Manuel, el segundo señor de Villena, se le ha señalado por parte de algunos autores, como un intenso promotor de construcciones y reparaciones de sus fortificaciones, en especial por la disposiciones dadas en relación con algunos cobros o multas, destinados –según se expresa en los documentos– a reparar y mejorar sus fortificaciones…

…Para el caso del Castillo de Sax, el siglo XIV parece ser clave en la reforma general de la edificación, pues es el momento en el cual se organiza la fortaleza al modo cristiano. Se edifica una nueva torre maestra de modo que se crean dos espacios separados en la cresta de la peña: uno, inferior, a modo de albacar en donde se había desarrollado gran parte del caserío islámico; y otro, superior, en donde se integra la torre del tapial y los aljibes, a modo de celoquia, si bien por lo reducido de ambos espacios, los términos los podemos considerar como orientativos en cuanto a su función militar y simbólica.

La torre del homenaje o mejor llamada torre maestra –tal y como aparece referida en la documentación medieval cuando se hace referencia a la torre más importante de una fortaleza– tuvo muy diversas formas y funciones a lo largo de la historia, puesto que dependía de la época y del país: así tenemos el dongón francés, el keep británico, la mastio italiana y en Castilla la torre del homenaje.

Como acertadamente ha señalado Mora-Figueroa “se le considera la pieza clave en la compartimentación de la defensa de la fortaleza, llave del dispositivo general y último reducto con cierta autonomía logística y táctica”. En ella se suman, en ocasiones, funciones militares, simbólicas y residenciales, si bien la primera prevalece sobre el resto, aunque sin llegar a limitar las funciones secundarias. Pero, a diferencia de la tour maístresse francés, las ibéricas, y la sajeña en particular, suelen carecer de los más indispensables elementos para su función como residencia estable. Es habitual que carezcan de letrinas, chimeneas, aguamaniles, hornos y, en ocasiones, aljibes que permitan la aguada de la tropa y de los residentes durante un sitio y así revelan las preferencias residenciales de sus dueños medievales, normalmente más inclinados a resistir en contextos urbanos.

Esta última circunstancia no significa que carezcan de ciertos elementos residenciales, pero sí que es cierto que cuando éstos aparecen son de carácter menor y de cronología más bien tardía como es el caso de los amplios ventanales –el festejador de la finestra catalano–aragonesa– y las escaleras adecuadas a un cierto gusto estético del momento. De este modo, frente a la gran torre presente en las tierras francesas e inglesas concebidas como una resistencia intensamente fortificada, las torres del homenaje peninsulares son, reposo o residencia, puesto que se constituyen como espacios “incómodos al amparo de los días aciagos, con esperanzas en la brevedad del trance, concebidas, para una mala noche en una posada”.

En este marco general tiene plena cabida la torre del homenaje del castillo de Sax, hoy se nos presenta completamente restaurada, fruto de los trabajos efectuados durante la década de los años sesenta cuya intervención es heredera de los conceptos teóricos, métodos y técnicas del momento.

La torre se emplaza en el extremo occidental del recinto superior, defendiendo la puerta de acceso al recinto, de medio punto de sillería y situada en altura en su cara Oeste. En su interior, se disponen dos estancias superpuestas comunicadas por una escalera con bóveda escalonada de arcos apuntados. De planta rectangular, con 9’55m de lado menor y 13’20m lado mayor,  presenta un alzado prismático que alcanza los 20’55m., si bien conforme gana altura experimenta una ligera reducción de su perímetro, no apreciable visualmente.

Cimentada directamente sobre la roca, presenta una fábrica de mampostería careada trabada con mortero de cal con sillería encadenada en los ángulos exteriores, y es también de sillería todos los elementos arquitectónicos singulares, caso de vanos y escaleras.

La gran superficie ocupada por la base de la torre y la escasez de espacio, dado lo abrupto del lugar donde se asienta, obligó a sus constructores a salvar un desnivel de unos 8 metros entre ambos lados menores. Este hecho también debió influir en la construcción de una pequeña zapata biselada doble existente en el ángulo NE, para contrarrestar los empujes y evitar la aparición de fisuras en esa esquina.

De igual modo, la falta de espacio en lo alto de la peña, obligó a plantear el acceso, tanto a la torre como al recinto superior del castillo, con un criterio novedoso, hasta entonces en las tierras del Vinalopó: se trata del acceso a través de la propia torre del homenaje realizado a través de un pasillo longitudinal que corre por la parte baja de la torre y que comunica la puerta exterior con otra interior.

La puerta exterior constituida por un arco de medio punto en sillería se ubica en la parte más elevada de la cara Oeste, a 1’08m de altura sobre la base geológica, y a unos 8’75m por encima del acceso actual al castillo. Esta diferencia de cota facilita su defensa y, posiblemente, era salvada mediante una estructura de obra, tipo escalera, desaparecida durante las intervenciones de restauración, de las cuales se conserva parte de las entalladuras en la roca que le sirvieron de apoyo y antiguas fotografías anteriores a la reconstrucción, que apuntan a lo señalado. Hay que añadir, asimismo, que el acceso bajo torre no conviviría con el actual paso a través de paño meridional de la muralla, dado que éste debió habilitarse más tarde, cuando se cegó la puerta de la torre, y se debió habilitar un portillo en el ángulo SO de la torre, tal y como indican las entalladuras conservadas.

De la lectura de los restos conservados tras la restauración, se desprende que la puerta primigenia de acceso quedaba cerrada mediante dos hojas de madera, posiblemente chapada, sujeta por goznes y asegurada con una tranca de madera alojada en una gorronera (0’15 x 0’15 x 2’45). La zona de alojamiento de la puerta está realizada toda en sillería, presentando una bóveda rebajada de medio punto. En los paramentos verticales se observa, a modo de llagueado de las juntas de la sillería, una decoración en sanguina simulando un despiece de sillares. Conserva marcas de cuentas mediante palos verticales incisos en un sillar y restos del cegamiento o tapiado de esta puerta en un momento cronológico lógico indeterminado.

El pasillo que cruza la torre presenta una cubierta de bóveda apuntada, enlucida en color negro betún, sobre la cual se han documentado graffiti de las dos últimas décadas del siglo XIX que aseguran la originalidad de dicho enfoscado…

…Por su parte, la puerta de la cara E que permite el acceso al recinto interior presenta las mismas características que la anterior; por lo que se conserva muy pocas partes originales debido al pésimo estado de conservación en que se encontraba antes de su restauración.

En el lado derecho del pasillo, accediendo a la torre desde la puerta primigenia, se abre una pequeña puerta arquitrabada de sillería, con dintel apoyado sobre capiteles en forma de modillones. Esta tipología de vano de acceso se irá repitiendo en el resto de puerta de la torre, caso del acceso a la escalera, la sala de la planta baja y la puerta de la escalera de la planta superior. Su tamaño es muy reducido, de apenas 1’59m de altura y 75cm de luz, presenta un cierre mediante una sola hoja sujeta por quicialeras, la superior exenta y un cierre por una tranca alojada en una gorronera (0’10 x 0’10 x 1’38m).

Esta puerta da acceso a un distribuidor en el que se abren otros dos vanos de acceso, uno hacia la escalera de subida a la primera planta y otro hacia una sala de planta de cuadrangular (12’27m2), cubierta con bóveda apuntada, realizada en mampostería y sillería en las esquinas y con restos del enlucido original en algunos puntos. La iluminación de esta sala se realiza mediante dos aspilleras situadas en lo alto, una en la cara oeste y otra en la cara sur de mayor tamaño y cubierta de bóveda apuntada. Ambas presentan una sección abocinada, con sillería en el exterior y mampostería y enlucido de argamasa de cal en el interior, además de conservar las huellas del cañizo empleado durante su construcción…

… La angosta y oscura escalera de acceso a la sala superior (0’75m de anchura) presenta tres tramos rectos dispuestos en forma de “U”, y están constituidos por peldaños en sillería, descansillos de los ángulos en mortero de cal y cubierta mediante arcos apuntados de sillería de diversa anchura y alzada entre ellos. El único foco de iluminación de la escalera lo constituye una aspillera o saetera abocinada abierta en la pared occidental de la torre. El acceso a la planta superior, coincidente con el tercer tramo de escalera, se encuentra cubierto por una caseta fruto de la restauración, si bien se ha constatado su existencia original de fábrica.

Por su parte, la sala superior posee una planta cuadrangular (53’63m2), cubierta con bóveda apuntada con plementería de sillarejo, cuyo eje longitudinal presenta una disposición transversal a la bóveda de la planta inferior. Al igual que ésta, las paredes son de mampostería y las esquinas están reforzadas con sillería. Posee cuatro vanos, tres de ellos ventanas…

… En la pared septentrional de la sala, se desarrolla una aspillera de luz rectangular, que pasa por debajo de la escalera que conduce a la cubierta y, una puerta arquitrabada de pequeño tamaño (0’66 x 1’75m) con capiteles en forma de modillones que da acceso a la escalera de acceso a la terraza de la terraza de la torre. Esta escalera es de un solo tramo, de 0’66m de anchura, con cubierta adintelada de sillería dispuesta de forma escalonada e iluminada en su tramo inferior por una aspillera de forma similar a la anterior, dispuesta en línea recta con la puerta descrita.

Por su parte, la terraza de la torre se encuentra completamente restaurada, y presenta una disposición del almenado con cuatro almenas un los lados largos y tres en los cortos, con merlones de diferente tramo y ubicación. La almena sita sobre la puerta de la cara oriental, presenta dos sillares para la ubicación de un mantelete y bajo el merlón una saetera abocinada recercada de ladrillo macizo en su cara interior. De ambos elementos se desconoce su originalidad, si bien documentos gráficos parecen apuntar a su antigüedad.

Sobre la cubierta plana se levanta un cuerpo macizo a dos aguas, que cierra al exterior la bóveda apuntada de la sala inferior, y una garita de cubierta de la escalera, ambas producto de las restauraciones de la década de los años sesenta del siglo XX.

Una de las características singulares mas ignoradas de la torre del homenaje del castillo de Sax, es la presencia de marcas de cantero localizados en la sillería de la planta superior tanto en los vanos como en la escalera de subida a la terraza, signos que no se constatan en ningún otro punto del resto de la torre”.

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