Un territorio fronterizo y peligroso.

VÁZQUEZ HERNÁNDEZ, Vicente (1996). Sax, ayer y hoy en la plumilla de Pedro Estevan, Sax, Mayordomía de San Blas, 255 pp.

pp. 180: Cauce del Vinalopó.

“El valle del Vinalopó ya fue elegido por los romanos como itinerario para la variante de la Vía Augusta por Elche, Cartagena, Lorca y Baza hasta el valle del Guadalquivir, donde volvía a juntarse con la otra variante que atravesaba la Mancha.   Más tarde serviría para el trazado del primer ferrocarril de Madrid al Mediterráneo (1858) y en el momento actual para la autovía del Mediterráneo.

En época árabe, el territorio valenciano estaba surcado de norte a sur por un camino principal que unía Tortosa, Valencia, Elche, Murcia y Cartagena, es decir, los puntos de referencia más importantes del itinerario romano, si bien en determinados trechos no se sigue la Vía Augusta, sino caminos alternativos, en función de los intereses del viajero.   Este camino unía Valencia y Murcia, las dos ciudades más importantes de Sharq Al-Andalus.   El itinerario entre ambas capitales era el siguiente: Valencia, Alcira, Játiva, Bocairente, Elche, Orihuela y Murcia.   Esto supone una coincidencia con la Vía Augusta entre Valencia y Játiva, para luego seguir un atajo antes de, siguiendo el corredor natural del Vinalopó a partir de las cercanías de Bocairente, volver a la Vía Augusta poco más al sur de Biar, en el término municipal de Sax, en nuestro conocido "Camino de los Valencianos".

 

 

VÁZQUEZ HERNÁNDEZ, Vicente (2005). “Torres y castillos en la frontera entre los reinos de Valencia y Murcia en los siglos XIV y XV: El caso de Sax”, II Congreso de Castellología Ibérica, junio 2005, Madrid, Asociación Española de Amigos de los Castillos, pp. 699-714.

 

“El Valle del Vinalopó, en la provincia de Alicante, en el que se encuentra situado el término municipal de Sax, corta transversalmente de norte a sur todo el sistema bético valenciano, facilitando el tránsito entre la Meseta y el litoral alicantino, lo que le ha valido el papel de gran eje rutero natural desde la prehistoria, que ha quedado patente a través de las sucesivas fases de ocupación humana detectadas por los hallazgos arqueológicos con un amplio parámetro cronológico desde el Paleolítico Medio.

El Valle del Vinalopó también fue elegido por los romanos como itinerario para la variante de la Vía Augusta por Elche, Cartagena, Lorca y Baza hasta el valle del Guadalquivir, donde volvía a juntarse con la otra variante que atravesaba la Mancha.   Más tarde serviría para el trazado del primer ferrocarril de Madrid al mar Mediterráneo en Alicante (1858) y en el momento actual para la autovía del Mediterráneo.

Durante la época árabe, la principal fuente de información sobre las vías de comunicación es la relación geográfica escrita por el geógrafo al-Idrisi (siglo XII), para quien el territorio valenciano estaría surcado de norte a sur por un camino principal que unía Tortosa, Valencia, Elche, Murcia y Cartagena, es decir, los puntos de referencia más importantes del itinerario romano, si bien en determinados trechos no se sigue la Via Augusta sino caminos alternativos, en función de los intereses del viajero.

En estos siglos medievales se encuentra la primera referencia directa a Sax, escrita por el geógrafo árabe Al-Himyari (siglos XIII-XIV): S(A)G(A)S "Ciudad de al-Andalus, cerca de Petrel.   Es un pueblo importante y próspero.   Está a poca distancia de Játiva..."

La villa de Sax (8.609 habitantes en 1998) se encuentra en la comarca del Alto Vinalopó, al oeste de la provincia de Alicante, con una altitud de 471 metros sobre el nivel del mar.   Su término municipal tiene una extensión de 63 kilómetros cuadrados y está rodeado por los municipios de Elda, Petrer, Castalla, Biar, Villena y Salinas.

El relieve viene determinado por el valle del río Vinalopó y por las montañas que lo flanquean por este y oeste.   En ambos flancos montañosos se abren sendos pasillos que comunican al valle del Vinalopó con la hoya de Castalla y la cuenca endorreica de Salinas.   La altitud media del valle está por encima de los 450 metros y en las montañas cretácicas suelen superarse los 800 metros.   El río Vinalopó, que da nombre a la comarca, con un recorrido de 110 kilómetros, nace en la Sierra de Mariola, en Bañeres, y desemboca en Santa Pola.

Desde el siglo XVI, Sax era un punto estratégico en las comunicaciones de Alicante tanto con Valencia, a través de Villena y Fuente la Higuera, como con Madrid, pues de Sax salía la ruta en dirección a Yecla, que continuaba luego por Almansa y Chinchilla (mapa 1).   Estos mismo itinerarios en el sistema español de postas del siglo XVIII y el paso por el término del Camino Real (antecedente de la moderna autovía) que se comenzó en el reinado de Carlos III, convirtieron a Sax en un nudo de comunicaciones, como lo sigue siendo en la actualidad, pues en Sax confluyen las carreteras comarcales que dan salida a los valles de Pinoso por Salinas y a la hoya de Castalla y los valles de Alcoy, además de existir una carretera local a Elda.

En este marco geográfico, cerrando el valle alto del curso del río Vinalopó, y todavía en tierras del antiguo marquesado de Villena, se levanta imponente el castillo de Sax, sobre una cresta caliza, con una altura aproximada de 550 metros, en cuya ladera del mediodía se extiende la villa de Sax, a 460 metros sobre el nivel del mar (fotografía 1).

La planta del castillo es alargada, dispuesta de oriente a occidente y en su dilatado trazado se distinguen dos recintos.  El occidental está muy degradado y sólo se conserva una estructura de planta triangular en su extremo que enlazaría en su día con el adarve de la puerta.  En este mismo recinto, a la izquierda del ingreso principal, nos encontramos con una gran sala rectangular, y que constituye el antiguo aljibe del castillo, de obra de tapial, reforzado al exterior por un gran muro contrafuerte de mampostería.  El resto del conjunto está conformado por una muralla corrida con almenas y adarve, realizado todo él con mampostería trabada con cal.

El recinto superior u oriental posee una planta rectangular, delimitada por dos torres de planta cuadrangular: la del flanco NE es más pequeña, de planta cuadrada,  realizada en fábrica de tapial, y de la que sólo se conserva una planta.

La extraordinaria torre del homenaje, estudiada por Azuar Ruiz, de tres plantas, de unos 15 metros de altura, de sillería encadenada en las esquinas y rellena de sillarejo, se emplaza a poniente, defendiendo la antigua puerta de acceso al recinto.  Esta se situaba en altura, en su cara oeste; era de medio punto en sillería y daba paso al patio de la plaza a través de un túnel recto, cubierto con bóveda de medio cañón.  La primera sala se encuentra a la derecha de este corredor, con cubierta de bóveda de medio cañón.  A la planta superior se accede por medio de una escalera con bóveda escalonada de arcos apuntados que discurre en el sentido de los muros y desemboca en una sala de planta cuadrangular con tres grandes ventanas de marcada embocadura.  El conjunto de las torres se enlaza por medio de paños de muro de mampostería terminados en almenas con adarve y sin defensas aparentes para uso de la artillería.  Entre estas dos torres podemos ver un aljibe cubierto con bóveda de medio cañón.

El castillo fue estudiado a principios del siglo XX por Herrero Ochoa, quien incluyó un plano del mismo, que nos muestra el estado ruinoso en que se encontraba la fortaleza.  Del antiguo castillo islámico sólo se conserva la torre situada en su flaco de levante, seguramente de finales del siglo XII, aunque las investigaciones arqueológicas han constatado la existencia de poblamiento en el lugar, ya desde finales del siglo X.

El castillo de Sax ha sido objeto de tres restauraciones en los últimos cuarenta años, después de varios siglos de abandono, una vez que pasó a ser propiedad municipal en 1965.  La primera etapa fue de 1965 a 1971; la segunda en 1983; la tercera y última por el momento en 1998-1999.

La primera etapa de restauración y consolidación del castillo se centró especialmente en las dos torres y el lienzo este de las murallas, las que miran a la población, y durante la que no se realizó un estudio arqueológico previo.

Las excavaciones llevadas a cabo en 1983 por Navarro Poveda permitieron conocer la existencia de un registro de materiales, conformado por la presencia de cerámicas pintadas en blanco, características de otras zonas próximas a Córdoba y al suroeste de la península, junto a las clásicas producciones en “verde y manganeso” y abundantes ejemplares de jarritas con la decoración de “flor de loto entre metopas”, que le hizo distinguir dos áreas constructivas de distintas épocas; así la más antigua sería la formada por la torre cuadrada de tapial y el aljibe, que podría corresponder a la época islámica y en concreto, por la tipología de la torre, a la época almohade, es decir, de fines del siglo XII, principios del siglo XIII.

El otro conjunto lo formaría la extraordinaria torre del Homenaje y el resto de la muralla, incluyendo la puerta aparecida en 1983, que por sus características de factura: empleo de la mampostería y el sillarejo, los cubos circulares, las almenas, etc., podría corresponder a una cronología más reciente, no anterior al siglo XIV y conectado con el señorío del infante Don Juan Manuel.

Para Navarro Poveda, en los valles del Vinalopó existen unas fortalezas cuya función militar ha perdurado por un mayor espacio de tiempo, en función de su situación estratégica, al estar ubicadas sobre pequeños montículos, en algunos casos con escarpada pendiente, lo que les permitía dominar un amplio espacio territorial, factor importante al estar en la línea de frontera entre los reinos cristianos de Castilla y Aragón.

El castillo de Sax podría encontrarse dentro de este tipo de fortalezas, al levantarse sobre una cresta rocosa con una altitud de 550 metros sobre el nivel del mar, lo que le permitía tener un amplio dominio del territorio y de las vías de comunicación entre Castilla y el Reino de Valencia.

El castillo de Sax aparece por primera vez en las fuentes documentales cristianas en los momentos previos a la conquista cristiana (1239), siendo conquistado por miembros de la Orden de Calatrava en nombre del rey aragonés Jaime I.  Por ello, Sax constituyó parte de las posesiones de la citada orden militar hasta mediados del siglo XIII.  Sin embargo, el tratado de Almizra (1244) supuso la incorporación de la villa y su fortaleza a la soberanía castellana, integrándose posteriormente en el señorío de los Manuel (ss. XIII-XIV), y más tarde en el marquesado de Villena (s. XIV-XVI).

Tanto la villa de Sax, asentada en la ladera meridional de la peña, como el castillo quedarán desde esas fechas de mediados del siglo XIII bajo el señorío del Infante don Manuel.  Lo que no nos narra la Crónica de Jaime I o “Llibre dels Feits” es si el castillo fue tomado por los sarracenos vasallos del Infante durante la sublevación de 1264.  Lo cierto es que don Jaime, tras conseguir la rendición del castillo de Villena, llega hasta las cercanías del castillo de Elda sin mencionar el castillo de Sax, lo que induce a pensar que la fortaleza podría estar deshabitada o que no se sublevó, aunque estas cuestiones son meras hipótesis ante la falta de documentación.

Lo cierto es que será a partir del siglo XIV, cuando el castillo desempeñará un papel importante, pues a esta época corresponde la construcción de la torre del homenaje, que con sus tres plantas y 15 metros de altura fue sin duda concebida para servir de residencia a un señor feudal, confirmándose así el dominio y la autoridad de la sociedad cristiana conquistadora.

Sax y Villena pertenecían a don Juan Manuel en el momento de la conquista aragonesa de las tierras más al sur de la actual provincia de Alicante, y continuaron en sus manos después de la partición del Reino de Murcia.  A pesar de los dos lugares eran de jurisdicción catalana-aragonesa, el hecho que su señor, primero don Juan Manuel y, después sus sucesores, fuese vasallo y familiar del rey de Castilla, fue difuminando poco a poco la pertenencia de aquellos lugares a la Corona catalano-aragonesa.  La guerra de los dos Pedros acabó de dar el golpe de gracia a esta situación.  El señorío de Villena pertenecía en ese momento a Juana Manuel, hija de don Juan Manuel y mujer de Enrique de Trastamara, el cual, en 1366, dio el señorío al primo hermano del rey Pedro el Ceremonioso, Alfonso de Gandía, conde de Ribagorza y Denia, que le ayudaba a conquistar la corona castellana.

Desde 1372, Villena y todos los otros lugares del señorío aceptaron la autoridad de Alfonso de Gandía, a quien Enrique de Trastamara había concedido el marquesado de Villena.  No tenemos noticia de reclamaciones de Pedro el Ceremonioso sobre la soberanía de Villena posteriores a la que hemos nombrado de 1367; puede ser que la pertenencia del señorío de su pariente lo tranquilizara por esta parte, pero los hechos demostraron que el marqués de Villena no tenía ninguna intención de aprovechar la situación para retornar la soberanía de Villena y Sax a la Corona catalano-aragonesa; el señorío comprendía, además, otras villas, como Chinchilla y Albacete, que no habían estado bajo la soberanía catalano-aragonesa, de manera que reconocer la soberanía nada mas sobre las primeras villas le habría supuesto, seguramente, la pérdida de las segundas, mientras que reconocer la soberanía catalano-aragonesa sobre todas juntas habría supuesto la guerra entre ambos reinos, a pesar que según los pactos entre Pedro el Ceremonioso y Enrique de Trastamara todo el reino de Murcia había de ser entregado a Pedro el Ceremonioso.

La renuncia de Pedro el Ceremonioso a las reivindicaciones territoriales, después de la paz con Castilla en 1375, hizo que la corte catalana se desinteresase también de la cuestión de la soberanía de Villena y Sax, que parece olvidada.  En 1393, Juan I reconoce que no tenía derecho a hacer un mandamiento al marqués de Villena, como lo había hecho el año anterior a propósito de la querella del agua que esta villa tenía con Elda, ya que era feudatario del rey de Castilla.

Ya entrado el siglo XV, con la donación a don Juan Pacheco del Marquesado de Villena, al que estaba vinculado Sax y su castillo, se realiza una nueva reparación en la fortaleza, ordenada por el marqués, quien reorganiza las funciones de los castillos de su señorío.  En Belmonte situó la cabeza y sede del marquesado, en Alarcón, Chinchilla y Villena puso las comandancias generales, quedando Sax y Almansa como fortalezas o atalayas vigías de los movimientos del otro lado de la frontera en defensa de sus amplias posesiones, a cuyo frente se encontraba un alcaide y una pequeña guarnición que se ampliaba en momentos de peligro.

 

A finales del siglo XVI, en 1592, y entre los trabajos estadísticos mandados realizar por Felipe II para conocer el estado en que se encontraban los castillos y fortalezas castellanas, dotaciones con las que se contaba, quienes habían sido sus alcaides, etc., entre otras cosas se dice del castillo de Sax lo siguiente:

"Estas dos torres son muy fuertes y están enteras labradas de sillería, y otra muralla, que cae hacía el parte Norte tiene también necesidad de repararse.  La fortaleza era de mucha consideración e importancia, así por el sitio en que está como por estar metida en el reino de Valencia, que por las tres partes de su término la cercan a media legua lugares de moriscos de aquel reino, por lo que debían repararse; siendo esto factible por estar la mayor parte de ella en pie, y las torres que tiene muy fuertes y enteras y los aposentos de dentro lo mismo".

La Torre es el nombre de un paraje, y de una finca del término municipal de Sax (fotografía 2), situado a 580 metros de altitud, a 5 kilómetros al NE de la villa, junto a la rambla de la Torre, corriente fluvial de aguas discontinuas que se forma en el término de Sax por la unión de varios barrancos en la vertiente SO de la sierra de Peñarrubia.   Recoge las aguas de esta sierra y las del Fraile y Argueña.   Corre en dirección SO hasta desembocar en el río Vinalopó por su margen izquierda frente a la peña de Sax.

El paraje, la finca y la rambla toman el nombre de un pequeño torreón cuadrado (4.85 x 4.85 metros), de obra de mampostería trabada con cal, ubicado en lo alto de un cerro de 620 metros de altura que vigila el Camino de los Valencianos, vía natural de comunicación entre el Alto y Medio Vinalopó a través del puerto de Biar.

La técnica de construcción es de tapial, con la base de mampostería y con un encofrado de tierra y gravas, apisonadas a bandas con soporte de vigas de madera que al descomponerse dejan los clásicos agujeros llamados mechinales.   Las partes externas fueron revestidas de mortero de cal.

Rafael Azuar supone al torreón de fines de época musulmana, y más probablemente, por su factura, de cronología cristiana, ya a fines del siglo XIII.   Similar a la construcción más antigua del castillo de Sax, formada por la torre de tapial y el aljibe, que corresponde por sus características de factura y forma a los castillos realizados en época almohade y, por tanto, coetánea a sus vecinas Villena, Biar y Bañeres.   El castillo de Sax es una fortaleza cuya función militar perduró durante muchos siglos, por su situación estratégica, al estar ubicado sobre una cresta rocosa con una altitud de 550 metros sobre el nivel del mar, con escarpadas pendientes por su cara norte, situado en la frontera entre Castilla y Aragón, lo que le permitía tener un amplio dominio del territorio y de las vías de comunicación entre Castilla y el Reino de Valencia.

Como podemos observar en el mapa adjunto, la villa de Sax se introducía como una cuña en tierras valencianas, y estaba rodeada de poblaciones valencianas: Biar, Castalla, Petrer, Elda y Salinas; y sólo tenía conexión con tierras castellanas a través de los caminos que conducían a Villena (el único municipio castellano fronterizo con Sax) y Yecla.

Todos los caminos desde Sax hacia tierras valencianas estaban vigilados con torres o importantes castillos, como los de Biar, Castalla, Petrer y Elda; e incluso en Salinas se conservan los restos de una torre o fortificación, según citan Orozco y Figueras Pacheco, al hablar de los Castillejos, situados a 2 kilómetros de la población, donde "quedan vestigios de un antiquísimo fuerte en las inmediaciones del monte Mesa, cerca de la población", (fotografía 3).

Es también de las mismas características que La Torreta (Elda), situada en lo alto del monte del mismo nombre, donde existe una torre de planta cuadrada (5 X 5 metros), de tapial, que conserva en su parte más íntegra una altura de 2 metros, aunque tendría una altura superior a los 7 metros.   Se trata de una torre atalaya, edificada en la segunda mitad del siglo XIV (fotografía 4).

La Torreta ha sido una atalaya de gran importancia estratégica, pues desde ella se ven los castillos de Villena, Sax, Petrel y Elda, así como parte de Monóvar y Novelda.   La Torreta, conocida en épocas medievales como "Força d'Elda", sirvió de enlace entre Elda y Sax, ya que la Sierra de la Torreta interrumpía la visibilidad entre ambos castillos.   Al mismo tiempo controlaba el acceso sur al valle de Sax, llegando en algunos momentos a ser un puesto fronterizo entre los Reinos de Castilla y Aragón, como explica Ferrer Mallol, al hablar del camino que iba de Elda a Sax, localidad del marquesado de Villena, que era la vía de penetración a las comarcas manchegas castellanas desde la Gobernación de Orihuela.  El camino era, según parece, muy solitario, ya que atravesaba una región despoblada: esta circunstancia lo convertía en un lugar a propósito para los salteadores, especialmente para los salteadores granadinos, que se ponían a la espera para sorprender a los viajeros y llevárselos cautivos a Granada.

Las cosas habían llegado a tal extremo que las gentes de la comarca que poseían campos en los confines con Castilla los abandonaban para no ser capturados en el camino, y el mismo miedo retenía a los que habían de acudir a Castilla para sus negocios.  A instancias de la reina Sibila, señora de Elda, Pedro el Ceremonioso se vio obligado, en 15 de diciembre de 1386, a crear un servicio de vigilancia en este camino para garantizar el tránsito.  Este servicio, formado por dos hombres, se habría de apostar en una torre o atalaya edificada poco antes encima de la sierra del Portichol, desde donde eran visibles tanto Elda como Sax, y desde donde se dominaba una gran parte del camino.  Los viajeros habrían de sostener los gastos del servicio mediante el pago de un peaje especial de un dinero por cabeza, que tanto personas como animales de silla o de carga habrían de abonar cada vez que pasaran por el camino, menos cuando lo hiciesen más de una vez al día, en cuyo caso bastaría pagar una sola vez.  Los habitantes de la comarca tendrían, ademán, derecho a un abono anual o por menos tiempo, abono que el baile de Elda, administrador del impuesto, podría concertar con los municipios vecinos.

Ambas torres (La Torre y La Torreta) controlaban los movimientos de tropas y en caso de peligro inminente se comunicaban con todos los castillos cercanos mediante espejos, señales de humo y hogueras nocturnas.   Cumplieron una importante misión vigilante en la sublevación mudéjar de 1265 contra Alfonso X y en la Guerra de los dos Pedros (1356-1370), como explica Cabezuelo Pliego al hablar de dicha guerra, pues en octubre de 1363 Pedro IV acordó con sus oficiales la fortificación de toda la región al sur de Jijona, y el 30 de octubre de 1369 dispuso que se fortificasen con armas y víveres todos los castillos de la frontera valenciana.  Algunos días después, el 20 de diciembre, ordenó que se reconociesen todas esas fortalezas desde el Júcar hasta el Segura y que se derribasen aquellas que no pudiesen ser defendidas con garantías.

La Torre es una atalaya de vigilancia de época almohade, de planta cuadrada, construida con la técnica del tapial, que estaría en conexión con el castillo de Sax y vigilaría a otra torre que existía en la ladera de la sierra de la Argueña (fotografía 5), en el término municipal de Castalla, de la que todavía se conservan restos (Casa La Torreta, que conservó la torre hasta los años setenta de este siglo, en que fue demolida, excepto la base).

En el cabezo sobre el que está situada La Torre quedan restos del antiguo camino que conducía hasta la misma, como se puede apreciar en la fotografía anterior. A su lado hay estructuras murarias que posiblemente correspondan a dependencias de almacén y corrales.   La altura máxima de la torre que se conserva en una esquina mide 2`10 metros.   Se observa una cimentación a base de grandes piedras de forma irregular, que mide 1 metro de altura.   El mortero es de cal, arena y grava, e incluye piedras de diferentes tamaños.   Los restos de la torre están rodeados de material de relleno, sobre todo en las caras este y sur , procedente de la destrucción de sus muros y dependencias.

El citado Camino de los Valencianos, que discurre a los pies de La Torre, tenía una importante característica desde el siglo XIII hasta el siglo XIX a su paso por el término municipal de Sax: en algunos de sus tramos servía de frontera entre los Reinos de Valencia (Corona de Aragón) y de Murcia (Castilla).   El puerto de Biar es citado expresamente en el tratado de Almizra (1244), para situar la frontera entre Castilla y Aragón, por lo que en esos momentos del siglo XIII tenía que ser un punto de referencia fácilmente identificable y conocido, como así es, puesto que el mojón que separa términos entre Villena, Sax y Biar está precisamente en el mismo puerto, y la línea divisoria que continúa separando los términos de Sax y Biar es la antigua frontera entre Aragón y Castilla que quedó fijada en el tratado de Almizra.

Durante toda la baja Edad Media, y fundamentalmente el siglo XIV, la situación geográfica de Sax, frontera entre Castilla y el Reino de Valencia, y vía de penetración de granadinos a la Corona de Aragón, y el componente humano de su población, mayoritariamente cristiano, pero rodeado por villa y lugares musulmanes en el Reino de Valencia (Elda, Petrer, Monóvar, Novelda, etc.), unido a las crisis bélicas periódicas de la Corona de Aragón con Castilla y el reino de Granada convirtieron el área del valle del Vinalopó, junto al resto de tierras situadas al sur de Jijona, en una región militarizada.   Si bien, el fenómeno más punzante en estas tierras no eran ya sólo las guerras sino el constante ataque sufrido por todas las poblaciones de la frontera valenciana por parte de bandas de almogávares de aquellos reinos, tanto en tiempo de conflicto armado como de paz o de tregua.   Este tipo de incursiones fronterizas, frecuentísimas durante el siglo XIV, como pone de manifiesto la documentación, tenían como único objetivo el saqueo de los campos, la ocupación de los rebaños y la captura en rehén de personas para obtener rescate por ellas.   En este sentido, los castillos y torres de la comarca eran utilizados en época de conflicto bélico para proteger a la población del lugar y frenar a los invasores, en los periodos de paz, que no de tranquilidad absoluta, servían para avisar, proteger y sus fuerzas para perseguir a aquellos, valencianos o granadinos, que entraban en el valle con ánimos de obtener botín.

Un ejemplo puede ser el documento que se conserva en el Archivo de la Corona de Aragón:

- 1368, diciembre, 6, Barcelona.

Pedro IV ordena a Nicolau de Próxida, gobernador de Orihuela, que abra una investigación y castigue a aquellos que asaltaron y asesinaron a cuatro sarracenos del valle de Elda que venían del reino de Murcia a repoblarlo.

Otro ejemplo puede ser la incursión de granadinos a tierras valencianas-murcianas hacia 1370, donde en "La Fuente del Emperador", situada en el sajeño paraje de "La Torre", capturaron a dos hombres de Biar.   Tropas de esta localidad persiguieron a los granadinos hasta Elda, y considerando que los sarracenos eldenses prestaron ayuda a sus correligionarios de Granada asolaron lo que pudieron del valle de Elda e intentaron saquear la población.   El asunto no pasó a tragedia porque los eldenses se refugiaron en la barbacana del castillo.

Del año 1405 se una carta dirigida a los concejos de Villena y Sax por Juan Rodríguez de Salamanca, Justicia Mayor en el Reino de Murcia, instándoles a que prorrogasen por otros dos años la "hermandad" que tenían firmada con los pueblos aragoneses fronterizos para defenderse "de algunos malos omes almogávares que salteaban e furtaban los omo, así cristianos como moros".

A lo largo del siglo XV continúan las escaramuzas fronterizas, de las que también hay constancia en el Archivo del Reino de Valencia, donde aparecen noticias como las siguientes:

- 1435, junio, 17, Valencia.

El baile general del reino ordena al de Biar que entregue a Gabriel Fuster y a Joan de Carrió, pelaires, un cautivo suyo que fue encontrado en la frontera de Castilla y tenía preso.

- 1437, septiembre, 26, Valencia.

Orden del baile general del reino disponiendo la reedificación del molino de Caudete, derruido en la pasada guerra con Castilla, ya que sus vecinos se veían forzados a ir a Biar y Onteniente por malos caminos y eran molestados por las gentes de Villena.

- 1448, mayo, 4, Valencia.

Carta del baile general del reino a Joan Falcó, baile de Onteniente y de Biar, para que no tenga en cuenta las franquicias de los de Villena hasta que se disponga lo contrario.

Este tipo de bandidaje en los caminos no acabó con la conquista del Reino de Granada por los Reyes Católicos.   La palabra bandolero aparece durante los siglos XVI y XVII como sinónimo de delincuente, ladrón, salteador de caminos, etc.   Su caldo de cultivo era una sociedad basada en la agricultura y el pastoreo, donde se producían periódicas crisis agrícolas, con aumento de la población, subida de precios, sequías y malas cosechas.

En 1575, cuando se realizan las "Relaciones Topográficas mandadas hacer por Felipe II (Año 1575)", en la relación de Sax, en la respuesta a la pregunta 23 se contesta lo siguiente:

"Yten. que esta villa tiene el agua que a menester para el riego, según la cantidad de la guerta que tiene: y para bever, tiene una fuente de muy buena agua, la qual está tres cuartos de legua desta villa, y la traen por una arcadusada, y se llama la fuente del Amparador, porque junto a la fuente ay un cerro en que está edificada una torre, y en el tiempo que los moros del Reyno de Valencia no se avían convertido y el Reyno de Granada no estaba ganado, avía gente de guarda en la dicha torre y recogían allí los caminantes que venían por el camino que por allí pasa, y a los labradores vecinos desta villa, siempre que avía nueva que venían moros de los dichos Reynos a entrar y hazer cavalgadas y cautivar cristianos".

Por lo que hemos visto, a finales del siglo XVI todavía estaba en pie la torre, cuyas piedras debieron servir en los siglos siguientes para construir las casas rurales del paraje que tomó su nombre: "La Torre".

Muy próxima a este lugar, a 3’5 kilómetros del pueblo, en el paraje de las "Cavas", en el valle que conforman las sierras de Peña Rubia y de la Argueña, dominada por un gran pino que se contempla desde muy lejos y que le da un sabor peculiar a la zona, se alza una de las grandes casas de campo más carismáticas del término municipal de Sax.   Se trata de la "Casa Selva", conjunto de edificios destinados a viviendas, pero también a bodegas y almazaras, pues las casas rurales se definen como instrumento de trabajo del campesino, entendiendo como instrumento de trabajo no sólo el alojamiento del agricultor, sino también el de las cosechas, el del ganado y el del utillaje.

La "Casa Selva" es una casa-bloque alargada, formada con el paso del tiempo por la acumulación de edificios adosados, que le dan su característico aspecto rectangular, y donde se integran la función residencial y la agraria.   La parte más antigua es la casa del señor, y su construcción se remonta a los siglos XV o XVI, dando prueba de su antigüedad la ventana-tronera (fotografía 6).   Se trata de una ventana rectangular, con funciones de aspillera, más estrecha por la parte exterior que por la interior, con derrama inferior para aumentar el ángulo de tiro, con una finalidad claramente defensiva, pues a través de ella se podía disparar a cubierto contra el enemigo introduciendo el cañón de las armas de fuego por ella.   Hoy en día esta ventana se encuentra en el interior del edificio, pues en su pared se yuxtapuso la casa del mediero posteriormente.   Más recientes son la casa del mulero y las bodegas y almazara, de los siglos XVIII y XIX.

La ventana-tronera tiene las siguientes medidas en su zona interior: 60 centímetros de ancho, 42 centímetros de alto y 50 centímetros de profundidad.   En su exterior, el vano se reduce considerablemente: 6 centímetros de ancho, 12 centímetros de alto, con un pequeño abocinamiento hacia el exterior de 3 centímetros.

Otra de las particularidades de la "Casa Selva" es el estar situada junto a un fuerte desnivel del terreno, con lo que la parte trasera aparece semienterrada, hecho que vuelve a incidir sobre el carácter defensivo de la primitiva construcción.         

Como hemos visto, es la propia situación geográfica y fronteriza de Sax la que le confiere el señalado valor estratégico, al ser una cuña castellana en tierra valenciana.  Entre uno y otro reino de tiempo de guerra y frente al pillaje de unos y otros súbditos en tiempo de paz o de tregua, además de ser víctima de las incursiones de almogávares granadinos, Sax, en el Alto Vinalopó, además de con su encastillada orografía, contaba con un sistema de fortificaciones, como torres y casas fuertes, que era vigilado por otras fortificaciones en tierras valencianas (Casa La Torreta, Castalla; La Torreta, Elda; Castillo de Salinas), cuyo origen en las construcciones principales es anterior a la conquista cristiana, como el Castillo de Sax, para defensa de su población, o posterior a la misma, como las torres y atalayas, para vigilancia de las vías de comunicación.

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