Vegetación aromática
El jardín de las esencias
Las plantas aromáticas disponen de glándulas especiales que producen y segregan compuestos volátiles conocidos como aceites esenciales. Estas sustancias destacan por su doble función. Por un lado, supone una estrategia para evitar la pérdida de agua en días de calor. La evaporación de estos compuestos aromáticos crea una atmósfera saturada de esencia alrededor de la planta, disminuyendo la evapotranspiración. Por otro lado, consiste en una potente señal química que, difundida en la atmósfera, se utiliza para atraer o alejar a los animales.
Cuando se frota, roza, aplasta o agita una rama de planta aromática, se rompen las frágiles glándulas que almacenan su esencia, quedando esta, de golpe y masivamente, liberada en el aire.
La importancia de estas plantas no solo radica en las agradables sensaciones para el olfato o el gusto, sino que, de forma silvestre o cultivada, se han utilizado por sus múltiples propiedades medicinales o cosméticas desde la antigüedad. No obstante, cabe destacar como curiosidad que, para extraer 1 kg de esencia de lavanda se necesitan 250 kg de flores.
Sabías que…
La palabra perfume deriva del latín per (a través) y fumare (humear), debido a la ancestral costumbre de quemar maderas o plantas aromáticas como ofrenda a los dioses.