Vegetación gipsícola

La vegetación gipsófila

Los suelos ricos en yesos, en los territorios áridos, son ambientes inhóspitos para la mayoría de las plantas del planeta. Tan solo unas pocas especies, conocidas como gipsófilas, se han conseguido adaptar a las condiciones extremas de estos hábitats singulares.

 

Ecología y protección

Las estepas de yeso, en el conjunto de la Unión Europea, solo se encuentran representadas en enclaves concretos del centro y este de la Península Ibérica. Su presencia está íntimamente asociada a la confluencia en el territorio de dos factores ecológicos claves: suelos con alta concentración de yesos y aridez ambiental.  Debido a su limitación territorial, la Directiva 92/43/CEE del Consejo, de 21 de mayo de 1992, relativa a la conservación de los hábitats naturales y de la fauna y flora silvestres, considera a la vegetación gipsófila ibérica hábitats de conservación prioritaria, contribuyendo su presencia a la delimitación y conformación de la red europea de espacios naturales protegidos conocida como Red Natura 2000. La aprobación del Decreto 70/2009, de 22 de mayo, del Consell de la Generalitat, crea y regula el Catálogo Valenciano de Especies de Flora Amenazadas, dando un paso más en la protección y conservación de estas comunidades vegetales y los biotopos que las sustentan, con la figura de Hábitats Protegidos.

 

La mejor representación de este hábitat, en el municipio de Sax, se encuentra en el espacio forestal El Plano. Aunque también aquí, en la Ladera del Castillo de Sax, tienes el privilegio de observar estas raras joyas del mundo natural.

 

Estrategias adaptativas

El reto principal al que se enfrentan las plantas gipsófilas es evitar la deshidratación. Con tal fin, han desarrollado diferentes mecanismos de adaptación, como puede ser el desarrollo de hojas pequeñas, gruesas, estrechas, duras, cubiertas de ceras o, incluso, de escamas, que contribuyen a evitar la pérdida de agua por evapotranspiración y a retener la humedad. Como curiosidad, cabe destacar que un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha revelado que las plantas gipsófilas tienen la capacidad de extraer y aprovechar el agua liberada del proceso de cristalización del yeso (alrededor del 20% del peso del mineral), siendo esta capacidad clave para la supervivencia de las especies en el periodo estival.

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