El váter no es la basura

En las dos últimas semanas ha habido averías en los colectores de agua sanitaria en Sax.
Foto noticia

21/08/15

En las dos últimas semanas ha habido averías en los colectores de agua sanitaria en Sax, las lluvias pero sobretodo el mal uso que le damos al váter han sido las causantes de esta situación.

El agua sanitaria del pueblo pasa por un colector de medidas insuficientes (500mm) hasta llegar a una bifurcación con destino a la depuradora que gestiona la Mancomunidad. En las recientes averías hemos podido comprobar todo lo que pasa por el colector local, desde toallitas, bastoncillos, pasando por compresas hasta bolsas destinadas a la desratización.

Durante el trascurso de estas averías el agua ha ido a parar al río, que ha sido el mayor perjudicado, pero también lo ha sido la zona colindante al mismo donde se han acumulado los lodos producidos por los emboces. Una zona que dicho sea de paso está en completo abandono por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar, encargada del mantenimiento del río Vinalopó.

Como podéis ver en las imágenes lo que más nos hemos podido encontrar después de las averías han sido toallitas sanitarias. Tenemos la concepción de que son biodegradables y que está bien tirarlas al váter, pero nada más lejos de la realidad. Este tipo de toallitas no se degradan, además evidentemente dicha degradación no se produce de manera instantánea en contacto con el agua, es más se "pegan" unas a otras y a cualquier superficie formando los embotellamientos que unidos a la presión del agua hace que los colectores exploten. No hace falta nombrar que algo simular ocurre con otro tipo de materiales que tiramos al váter y que deberían ir al cubo de basura.

No se trata de un problema local, sino que es un problema mundial. En Nueva York por ejemplo se han gastado 16 millones de euros por culpa de las toallitas. Los expertos coinciden en que el 80% de las llamadas con problemas de atascos son por culpa de las toallitas.

Desde aquí tan solo queremos llamar al sentido común para que dicha práctica quede eliminada y que podamos olvidarnos de los malos olores y de los problemas en las instalaciones agravados por nuestra conducta. El problema no solo afecta al saneamiento del Ayuntamiento sino también al propio de los edificions donde además de la contaminación y los malos olores también está la parte económica, ya que un desatasco puede llegar a costar 120 euros la hora.

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